lunes, 25 de junio de 2012

Encerrado.

Solo, encerrado en esta habitación acolchada que en ocasiones me hace sentir claustrofobia.
Mi camisa blanca, como siempre, y horas mirando las paredes.
Algo me pasa y no tengo claro que es.
Pasan horas, incluso días y no me muevo de esta silla.
No hago mas que pensar en cosas sin demasiado sentido, que no se entrelazan entre ellas, así que las descarto y empiezo de nuevo.
El techo igual de acolchado y blanco.
¿Que me sucede?, Antes no era tan complicado, no necesitaba estar aquí recluido.
Otra hora mas, y sigo sin ser capaz de casar dos ideas.
Bebo agua, miro el vaso, como si de el fuese a brotar lo que ansió, pero no hay forma.
Camino de pared a pared.
¿Cuantos kilómetros habré recorrido así?
Me estoy volviendo mas loco por momentos. No puedo, no lo consigo.
Tarareo viejas canciones y rió.
Recuerdo pajaros, el cantar de los ríos, las olas del mar.
Sigo en un entorno blanco, vació, falto de todo lo que me ha hecho ser lo que soy.
Hago girar el asiento de mi silla y lo contemplo como tonto.
Pienso en amor y desamor, en niños, en ancianos.
Otra vuelta a la habitación, y van mas de mil.
Recuerdo viajes, ciudades, París, Roma, El cario.
Doy un cabezazo a la pared y después un puñetazo.
Esa chica rubia...o aquella morena, la que sea.
Mas agua. Cuando estoy así, se me seca la garganta y no paro de beber compulsivamente.
Mis perros, Sheldon, Davor, tampoco consigo centrarme.
Me tumbo en el suelo, cruzo las piernas, las levanto, las bajo, y cierro los ojos.
El cine siempre me ha ayudado, pero ahora no es su momento, parece.
¡Ya esta!
Doy un salto. Me siento en la banqueta giratoria. Cojo la guitarra del suelo. Me pongo los cascos y acerco el micrófono. Aprieto el botón de gradación. Y mientras, por la ventana veo como todos los instrumentos electrónicos se ponen en marcha, rasgo las cuerdas.
Sin apenas esfuerzo, la música nace del viejo instrumento, y de mi garganta brota la letra de mi próximo gran éxito.
Adoro componer.

1 comentario:

  1. Una tensión agobiadora. Se agradece ese final liberador. Y la canción compensa el mal rato pasado leyendo la historia, jajaja... que eso no quiere decir que sea mala, pero es demasiado claustrofóbica.

    Vamos que si para componer hay que sufrir tanto... pero creo que a las musas no hay que forzarlas ;)

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