Paseaba tranquilo y despreocupado por la playa de Santa
Catalina. Sus pies jugaban con la espuma de las olas al morir estas en la
arena, simplemente paseaba, como hacía cada uno de los días que pasaba en el
Puerto de Santa María. Era su lugar de escapada de su ajetreada vida de
maleante de poca monta.
Mientras veía caer el sol, escucho a lo lejos
una guitarra española y la curiosidad le llevo a acercarse. Diviso un grupo de
gente de unos treinta y tantos,
cantando y tomando algo. Parecían
divertirse y decidió acercarse un poco más.
Entre el grupo contemplo a una preciosidad
de mujer que lucía una pamela veraniega de esas que no sirven para mucho pero
que dan un toque de estilo.
Por un momento sintió como se le detenía el corazón,
reconoció aquella sonrisa, aquellos ojos y aquellos rasgos que una vez le habían
cautivado cuando robaba en un banco, era ella, era la chica del sombrero.
Mientras la contemplaba y trataba de recuperar el aliento,
vio como ella se levantaba y se separaba del grupo, “¿Se irá ya?”- Pensó mientras
la seguía con la mirada.
Hizo una fotografía mental de ella para su propio deleite.
Le gusto sobre manera el rojo bikini que se vislumbraba bajo su vestido playero
de color blanco y prácticamente translucido, y le llamo poderosamente la atención,
como el pelo, que parecía aun mojado, se dejaba mecer por la suave brisa.
No se
había percatado, pero la chica del sombrero había girado y caminaba en su dirección. También ella había decidido pasear por la playa ahora
solitaria tras la puesta de sol.
Dudo un segundo, titubeo, pero al final tomo una decisión. Se
aparto de su camino, la dejo pasar y cuando ella se hubo separado un par de
centenares de metros de su grupo, se acerco sigilosamente, tapo sus ojos con una
mano, su boca con la otra y acercado su boca al oído de ella le dijo:
“Buenas
noches princesa. No sé si me recordaras, pero yo no he podido dejar de pensar
en ti ni un solo día. Sabes que no tengo intención de lastimarte, así que ahora
te soltare y espero que no grites. Solo te vi y quería saludar a la mujer que
tanto tiempo me ha quitado el sueño.”
Dicho esto, la soltó y se dio la vuelta dispuesto salir
corriendo, ya que esperaba que ella gritara y alertara a sus amigos.
Mientras
iniciaba su huida, escucho la dulce voz de ella que le decía:
” Buenas noches ladrón,
cuánto tiempo esperando volver a saber de ti.”
El se quedo helado, petrificado y lentamente se dio la
vuelta. Al girarse vio una impresionante sonrisa dibujada en su cara, no lo podía
creer.
Ella siguió hablando:
” ¿No vas a presentarte ni darme dos
besos?, ¿Me seguirás dejando con la duda de quién es ese interesante hombre que
ya una vez me dejo sin aliento y que hoy ha vuelto a hacerlo?”
El se presento, se acerco a ella y obediente le dio dos
besos, ambos muy cercanos a la comisura de los labios.
Ella le rodeo con los
brazos y tras decirle también su nombre, le devolvió ambos besos, aun más
cercanos a los labios que los de él. Se sentó en la arena, y tirando de la mano
de él, le hizo sentarse a su lado.
Se miraron un buen rato, aunque ninguno de los
dos sabía cuanto, ya que el tiempo parecía haberse detenido para ellos. Tras
una breve conversación en la que él le relato como había pensado en ella cada día
desde el robo y ella le relato que aun habiéndose casado con su pareja de
siempre recientemente, tampoco había podido dejar de pensar en el, ambos
decidieron concluir ese beso que los dos habían intentado pero ninguno había
tenido el valor de dar.
Ese beso solo fue el principio, después vinieron mil más,
caricias, arena, ropa perdida y pasión desenfrenada. Unas horas mágicas que él jamás
olvidaría y que ella al volver a casa trataría de disipar en la ducha para que
su marido jamás se diera cuenta.
Ya amanecía cuando él decidió levantarse de la arena y continuar
aquel paseo por la playa que iniciara la tarde anterior. Su mirada perdida en
el infinito, sus pies descalzos, una sonrisa incorruptible en su semblante, y
entre sus manos una pamela, la de ella, la de su chica del sombrero.
La he leído tres veces. Me encanta.��
ResponderEliminarEsta mujer si existiera sería increíble.
ResponderEliminarla chica del sombrero y el ladrón.... tod@s tenemos uno en nuestra vida...me encanta����
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