martes, 5 de junio de 2012

El ultimo guiño.

Una gota de sudor descendió por su frente hasta llegar a su ojo.
Se incorporo levemente y la seco. Volvió a inclinarse hasta la ventana. Tomo la misma postura que mantenía desde hacia un par de horas. La vista siempre puesta en aquella puerta, esperando para verla salir.
El sol se estaba poniendo, y calculaba que no lardaría demasiado en abandonar su casa como venia haciendo cada noche desde que empezó a observarla. Haría lo de siempre, cena, copas y si tenia suerte, no volvería sola.
Fue divertido comenzar con ese seguimiento, de entrada ella parecía mas sosa, pero poco a poco fue dándose cuenta de que era bastante vital, parecía incluso divertida, y sobre todo sabia como disfrutar de su vida.
Se encendió la luz del portal, y el se inclino un poco mas. Falsa alarma, era solo el vecino gordo del 3º, ese del que ella se queja porque no la deja dormir, ese que madruga demasiado, y se pone a dar golpes, no seria la primera vez que ella sube a su casa y le dice que pare, que parece que se le va a caer el techo encima.
El se volvió a relajar, miro la vista privilegiada que tenia desde aquella atalaya, la ciudad se hallaba a sus pies, y ver como se iban encendiendo las luces de los distintos edificios le hizo sonreír. Eran muchas las ciudades que había contemplado de aquella forma, demasiados sitios visitados y de los cuales siempre se había marchado prometiéndose que volvería, y que jamas había vuelto a ver.
Tenia sed, el calor de aquella tarde había sido intenso, miro las cuatro latas de refresco que vacías había guardado en su mochila. "lastima no haber traído mas"- Pensó
Volvió a concentrarse en la puerta, ¿que se habría puesto para un día tan especial?, ¿El vestido rojo de lunares que tan bien le sentaba? ¿quizas el negro que le daba aire de vampiresa? aunque lo mas probable es que saliera con alguna de esa divertidas camisetas con lemas graciosos.
Se ilumino el portal, vio una sombra aparecer por la puerta, seguida de una hermosa joven de cabellos dorados. Sandalias negras, vestido corto del mismo color y con un bonito escote.
En la distancia el guiño un ojo, cosa que ella jamas podría ver, se santiguo, suavemente hizo retroceder su dedo. justo entonces dijo:" Hasta siempre bonita."
Tiro un poco mas de su dedo, y se escucho un estruendo.
Los pajaros salieron de sus nidos precipitadamente. El silencio que siguió fue sepulcral, y lo único que se escucho fue el caer de un cuerpo joven  contra una puerta de cristal, y los pasos raudos de alguien que escapaba por unas escaleras eternas.

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