La vida no había sido fácil para ella, y ahora tampoco es que estuviera todo demasiado bien. Tenia 28 años y se encontraba desempleada, pero esa mañana se había despertado con una extraña sensacion de felicidad. Había desayunado, y en lugar de sentarse delante del ordenador a ver las ofertas de empleo, se decidió por un paseo a solas para ordenar sus pensamientos.
Pensó en su ultimo novio, todo fue maravilloso al principio, pero como siempre se torció y acabo sufriendo. Lo había pasado mal, pero ya no tenia importancia.
Recordó su ultimo trabajo, y como cuando mejor se encontraba la llamaron al despacho del director y la pusieron de patitas en la calle. Fue un duro golpe, pero ya era agua pasada.
Raquel se sentó en la playa, dejando que el mar siguiera mojando sus pies, y rememoro todas las ocasiones en que las lágrimas habían brotado de sus hermosos ojos castaños. Mordió un mechón de su negra melena y sonrió.
Intuía que su vida cambiaría, que todo a partir de hoy seria distinto. Algo dentro de ella le hacia sentirse bien.
Noto algo a su derecha y se giro. Un chico de aproximadamente su edad se había sentado y la observaba. El la sonrió. Raquel le devolvió la sonrisa sin soltar su moreno mechón de la boca y se dijo para si misma:" Ya no habrá mas, Se acabaron las lágrimas de sal".
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ResponderEliminarMuy buena historia llena de optimismo ante la vida :)
ResponderEliminarEs la mejor forma de verla: "si una puerta se cierra... siempre habrá una ventana que se abra".
Por lo demás, me ha encantado hoy ir a vivir esa historia al lado del mar... con las ganas que tengo yo de playa, jajaja
Un beso... y... VIVA LA FELICIDAD!!!