jueves, 14 de junio de 2012

Lagrimas de sal.

Mientras caminaba por la orilla del mar, con sus pies jugando entre los últimos rastros de las olas, Raquel reía como si fuera una cría.
La vida no había sido fácil para ella, y ahora tampoco es que estuviera todo demasiado bien. Tenia 28 años y se encontraba desempleada, pero esa mañana se había despertado con una extraña sensacion de felicidad. Había desayunado, y en lugar de sentarse delante del ordenador a ver las ofertas de empleo, se decidió por un paseo a solas para ordenar sus pensamientos.
Pensó en su ultimo novio, todo fue maravilloso al principio, pero como siempre se torció y acabo sufriendo. Lo había pasado mal, pero ya no tenia importancia.
Recordó su ultimo trabajo, y como cuando mejor se encontraba la llamaron al despacho del director y la pusieron de patitas en la calle. Fue un duro golpe, pero ya era agua pasada.
Raquel se sentó en la playa, dejando que el mar siguiera mojando sus pies, y  rememoro todas las ocasiones en que las lágrimas habían brotado de sus hermosos ojos castaños. Mordió un mechón de su negra melena y sonrió.
Intuía que su vida cambiaría, que todo a partir de hoy seria distinto. Algo dentro de ella le hacia sentirse bien.
Noto algo a su derecha y se giro. Un chico de aproximadamente su edad se había sentado y la observaba. El la sonrió. Raquel le devolvió la sonrisa sin soltar su moreno mechón de la boca y se dijo para si misma:" Ya no habrá mas, Se acabaron las lágrimas de sal".






2 comentarios:

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  2. Muy buena historia llena de optimismo ante la vida :)

    Es la mejor forma de verla: "si una puerta se cierra... siempre habrá una ventana que se abra".

    Por lo demás, me ha encantado hoy ir a vivir esa historia al lado del mar... con las ganas que tengo yo de playa, jajaja

    Un beso... y... VIVA LA FELICIDAD!!!

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