Se acerco al viejo tocadiscos que acumulaba polvo en un rincón del salón, se agacho y cogió el disco que contenía su canción favorita. Lo saco de su funda, ya arrugada por el paso de los años y los kilómetros recorridos, lo puso en el plato, coloco la aguja, y empezó a escuchar aquella melodía que la transportaba a otro lugar, a otro tiempo, aunque las palabras de Mina la traían de nuevo a aquel salón.
De fondo se escuchaba "parole, parole, parole". Mientras ella pensaba en todas esas palabras, en todas las promesas que el le hizo alguna vez y que no se habían concretado.
¿Como fue tan crédula como para dejarlo todo y seguirle tan lejos de su hogar? Debería haberse dado cuenta de que las promesas de un niño se quedan atrás cuando encuentra un nuevo juguete. Es cierto que con el vivió las emociones mas fuertes de su vida, sintió cosas que ni imaginaba que existían, pero aquello no duro demasiado. Quizás si en su primera mentira hubiera cortado la relación, si se hubiera puesto mas seria con aquel escarceo, quizás, quizás y quizás....
Ya no tenia importancia, el había confesado nuevas mentiras. Ella se había derrumbado. No fue capaz ni de reprocharselo, simplemente rompió a llorar, sufrió incluso un pequeño desmayo, y en unos minutos se recupero, al menos aparentemente.
El había seguido dando explicaciones sin parar, excusándose, y como ella pensó, tapando una mentira con otra mas elaborada.
Ella se había dirigido a la cocina a por un vaso de agua para mitigar su sed, y también aprovecho para vaciar el lavavajillas. El la siguió sin parar de mentir.
" ¿Como era aquella frase antigua que tanto me gustaba?, ¡Ah! si, Excusatio non petita, accusatio manifesta." Pensaba mientras decía que ya no quería escucharle mas.
Lo siguiente lo recordaba de forma borrosa.
Pero daba igual, aquella canción le encantaba, y era la música perfecta para limpiar la sangre antes de que se secara y llegara la policía, a la cual había llamado ella misma.
Miro al suelo del salón, y vio el reguero dejado por el chico al arrastrarse desde la cocina, mientras intentaba quitarse el cuchillo que ella sin vacilar le había atravesado en el cuello directamente desde el lavavajillas.
Se fijo en el cuerpo inerte, y acompañando a la canción, le dijo:" Ahora si quieres sigues con tus PAROLE, PAROLE, PAROLE"
Sonrió y se puso a limpiar mientras bailaba. Por fin era feliz.
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