lunes, 16 de julio de 2012

Fuego

Sentado contemplaba el fuego, contemplaba absorto las llamas que con virulencia consumian la madera de las encinas. Era algo hipnótico, no podía dejar de mirarlo.
En su mano una cerveza, en la otra un cigarrillo, y junto a el, un paquete de tabaco y el mechero con el que prendió aquello.
Hacia nada que había decidido lo que haría, y aun menos que había iniciado las llamas.
En pocos minutos su objetivo estaría conseguido, todo hecho por el, ya disfrutaba de solo imaginarlo.
Apuro la cerveza, y abrió otra, estaban bien frías, como a el le gustaba tomarlas.
Mientras las llamas hacían justo lo que debían, el meditaba sobre los distintos tonos que tomaban aquellas, se emocionaba viéndolas pasar del verde al amarillo, del amarillo al naranja y después al intenso rojo.
Quince minutos después, se levanto, se acerco, y al comprobar que ya había brasas, preparo la parrilla y la dispuso sobre las mismas.
Que gran idea había sido construir aquella barbacoa en casa.


1 comentario:

  1. Está vez sí que me sorprendió el final porque adivinaba a todo un pirómano como protagonista.

    Por cierto, muy bien buscada la canción.

    Y una última observación... "muchos pingüino" se cuela ultimamente en tu guarida... ¿será para que parezca más fría? jajaja... en este tiempo tan caluroso al menos lo de los pingüinos trae recuerdos muy frescos :)

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