Hablo de una bruja como la de los cuentos, de una mujer hermosa pero con poderes asombrosos.
Esta dama, de negros y rizados cabellos, ojos pequeños pero algo saltones, sonrisa deslumbrante y picara, mas alta de lo normal en una mujer, y curvas discretas pero cautivadoras, tiene su morada cerca de la catedral, a no mas de cinco minutos a pie. Cualquiera que la vea no le prestaría demasiada atención, ni se pararía a decirla nada, ya que con uno de sus conjuros consigue pasar desapercibida. Pero si es ella la que se fija en ti, todo cambia. Con solo mostrarte su sonrisa notas que te falta el aire, sientes que todo lo que has vivido hasta el momento no era mas que una preparación para poder servirla, comprendes que tu vida carece de sentido sin ella. Da igual que seas hombre o mujer, si ella te llama, acudirás sin plantearte el porque, reverenciaras su presencia y darás tu vida por ella.
Este ser, que algunos por su belleza dicen que no puede ser otra cosa que un ángel caído, No actúa con maldad, aunque sea bruja, ni con bondad aunque pudiera haber sido querubín, lo único que le mueve es su ansia por comer y beber sin parar, sus ganas de vivir y disfrutar de cada día, y la humana necesidad de ser feliz sin mas.
Quedáis advertidos, así que si algún día visitáis estos parajes y os cruzáis con una chica alta, despreocupada y bonita, bajar la cabeza, nunca miréis a su increíble boca, porque como os sonría, seréis presos para siempre del embrujo de mi ama y señora, de la bruja de Toledo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario