Tenia la capacidad de ver el futuro, tanto el lejano como el mas próximo.
Nunca se lo había dicho a nadie, pero cada semana acertaba los números de las loterías, los resultados de los partidos de fútbol, o las conclusiones de los análisis médicos de cualquier conocido días antes de que este los recibiera. Siempre sabia como vestir de forma apropiada, era tan fácil como cerrar los ojos y saber que llevarían puesto los demás. Hasta esta noche había sido divertido, pero hoy todo cambiaría.
El reloj marcaba cerca de las 3, y como cada noche desde hacia poco, el hablaba con una encantadora chica que le estaba robando el corazón. La conversión era trivial, pero el ya sabia que cambiaría, como sucedió pocos minutos después. Ella le comento que no se marchaba a casa porque venia un amigo a verla. En ese preciso instante, el sintió un pinchazo en el corazón, como si se rompiera una parte de el.
Siguieron charlando unos minutos mas, y al final se despidieron de una forma un poco distante.
El se acerco a la cocina, cogió una botella de coca-cola de 2 litros, aunque ahora ya no se pueden llamar así, pues traen algo mas de cantidad, acerco hasta el comedor también un cenicero y un par de paquetes de tabaco. Sabia que seria una noche larga.
Se sentó frente a la television apagada, destapo la botella, encendió el primer cigarro y puso los pies sobre la mesa de centro.
Al instante empezó a ver las primeras imagenes en la tele, aunque esta seguía apagada.
Veía como un chico mas o menos apuesto besaba a una dulce niña ataviada con un veraniego vestido azul. Contemplaba absorto como se metían en la parte trasera del coche, como sus manos se apresuraban por acariciar sus respectivos cuerpos, como esas mismas manos se perdían bajo la ropa.
Se levanto y se acerco a la cocina a por otra botella de refresco y a vaciar el cenicero, que ya estaba repleto de colillas, había consumido ansiosamente casi una cajetilla. Regreso al sofá, y contemplo la imagen congelada en la pantalla, como si alguien hubiera dado al pause de una película.
En la imagen, ella estaba arrodillada delante de el, con el sexo del chico entre sus labios. La television mantuvo esto durante varios minutos, justo hasta el momento en el que en el comedor se escucho el primer sollozo, y las primeras lágrimas recorrieron las mejillas del chico. Se seco las mismas con la manga de su camiseta de color rosa, encendió otro cigarro y siguió mirando.
Todo lo que contemplo le hizo daño. La vio sentada sobre el, besándole y sin parar de mover sus caderas, les escucho gemir y jadear, incluso pudo ver la cara de ella al llegar al orgasmo.
Estaba siendo una noche larga y dolorosa.
Lo que vio posteriormente le termino de destrozar; Mientras se colocaban la ropa y sin dejar de besarse, quedaban para una próxima vez, y lo hacían en un día que ella tenia teóricamente reservado para el.
Parpadeo, y la pantalla volvió a ser negra, parecía que la pesadilla había concluido, cuatro litros de coca-cola y mas de treinta cigarros después la visión desapareció.
Miro su reloj, marcaba casi las siete, así que decidió ir a la cama e intentar dormir. Se incorporo, tomo la botella vacía y el cenicero para dejarlos en la cocina.
En ese preciso instante de lo profundo de la television surgió una nueva escena, era como si viera un espejo, se le veía a el con la botella y el cenicero mirando su propia imagen, lo siguiente que ocurría era que el sentía un fuerte dolor y dejando caer el cenicero se llevaba la mano al pecho, se desplomaba y hacia mil pedazos la mesita de cristal.
Antes de poder decir o pensar nada, la escena se repito en el mundo real.
Ya tendido en es suelo, sin nadie que le socorriera, se pregunto:"¿De que sirve la magia?"
Original historia llena de matices agridulces. Y dentro de la parte amarga está el final... normal, tanto abuso de cafeina y nicotina no es nada bueno, jajaja.
ResponderEliminarRespondiendo al titulo, ya se ve que hay "poderes" que no son nada envidiables.
De todas formas yo me quedo con otro tipo de magia, más el que describe la canción de Maná. Esa magia que hace conectar a las personas de una forma especial; ya sea en el amor, en la amistad... o en cualquier tipo de relación.