De entre las sombras aparecieron esas pequeñas orejas puntiagudas que le hacían reconocible entre todos los seres.
Salto entre los zapatos y zapatillas dispersos por el suelo y se acerco sin hacer ruido a la pequeña cama entorno a la cual giraba el resto de la habitación. Trepo pos las rosas sabanas hasta hacer cumbre junto a una preciosa niña morena, de enormes ojos y que aun durmiendo mantenía la picara sonrisa que la hacia tan sumamente especial.
Camino sigiloso hasta llegar a la almohada sobre la que descansaba la cabeza de la pequeña. Se sentó junto a su pequeña orejita, y susurrando le pregunto:"¿Cual es tu mayor sueño, pequeña?"
La niña sin despertar, sin mover ni un solo músculo de su cuerpo, abrió la boca, suspiro y dijo:" Quiero ver a mi mama reír todo el tiempo."
El pequeño ser de orejas puntiagudas sonrió, se puso en pie y dando un salto desapareció.
Algunos metros mas allá, apareció de nuevo, saltando entre mas zapatos, trepando por otras sabanas, y sentándose en una almohada mucho mas grande. Esta vez estaba junto a una hermosa joven, de cabellos dorados, con unos ojos tan azules que al mirarse en ellos, el pequeño duendecillo sintió miedo, ya que no sabia nadar, y en ese momento se advirtio en la inmensidad del mar. Al contrario que la niña, la joven no mostraba sonrisa alguna, mas bien poseía una mueca de tristeza tan severa que el duendecillo se estremeció.
Como en la ocasión anterior, se acerco a al oído de la joven, y pregunto:" ¿Que debería pasar para que sonrías siempre?"
La joven, se removió en la cama, pero sin despertarse, y dijo:" Me siento sola, y estoy cansada de ser la fuerte. Necesitaria que la gente que me quiere, me lo dijera. Necesito que mi mama me sonría y me diga que me quiere de vez en cuando, aunque yo no lo haga. Que mi hija, que se que me adora, me sonriera mas y también me dijera que me quiere. Y que mis amigos, aunque estén lejos, se acuerden de mi, me llamen mas amenudo y que me hagan sentir que les importo y que me quieren."
El duendecillo, esta vez sin moverse, desapareció mientras esbozaba una sonrisa y mascullaba;
"Deseo concedido."
A la mañana siguiente, mientras la joven despertaba, la niña entro en su habitación, con el teléfono en la mano, brinco a la cama, rodeo a su madre con sus diminutos brazos, la dio un beso, Le dijo ;"Te quiero mama. Llama la abuela."
Cogió el teléfono que le tendía la pequeña, y mientras lo hacia su mueca de pena empezaba a difuminarse:" Buenos días Mama, ¿que pasa?"
La madre simplemente le dijo:" Nada hija, simplemente me he despertado y tenia la necesidad de saber como estáis, y me apetecía decirte que os quiero muchísimo y os echo de menos."
Tras 5 minutos de conversión, colgó el teléfono y empezando a sonreír, salio de la cama.
Preparo el desayuno como cada mañana y mientras servía la leche, sonaron un par de mensajes en su móvil. Se dirigió a por el y sonrió como hacia años que no lo hacia. Ambos eran de sus dos mejores amigos que le contaban por separado y haciéndola prometer que no se lo diría al otro, que habían planeado darle una sorpresa, ir a verla en breve, que la añoraban, y que necesitaban pasar tiempo a su lado.
En su cara ahora enmarcada por una sonrisa deslumbrante, aparecieron un par de lágrimas de felicidad.
Volvió a la cocina para desayunar y su hija rió y le dijo:" Mama, mama, ayer soñé con un duende super chulo, ¿Y a que no sabes lo que me dijo?"
La joven negola cabeza, aunque mientras escuchaba la respuesta de su hija, decía lo mismo para sus adentros.
"DESEO CONCEDIDO."