Podía sentir sus caricias, sus besos, el roce de su piel. Nunca nadie la había hecho sentir así.
La lastima es que era su imaginación la que estaba haciendo aquello, por mucho que aquel chico le resultara interesante, sus principios y su educación tradicional nunca la dejarían dar el paso necesario para poder disfrutar con el.
Había llegado mas lejos de lo que era habitual en ella, le había hablado de su vida, de sus penas y alegrías, pero verle en persona era un paso demasiado complicado.
Volvió a cerrar los ojos, y deslizando su mano bajo sus braguitas, comenzó a acariciarse fantaseando con ese encuentro prohibido. Sus dedos se vieron empapados al instante.
"¡Dios, como me pone!"- Exclamo.
Visualizaba largos besos, tiernos abrazos, delicadas caricias, y unos fuertes dedos penetrandola sin descanso. Se veía haciendo cosas que nunca había realizado, sintiendo nuevos placeres y perdiendo sus miedos.
Sin darse cuenta, un orgasmos salvaje contorsionó su cuerpo y la hizo morderse los labios para no despertar a los vecinos. Se había mordido realmente fuerte, ya que en su boca quedo ese sabor salado que deja la sangre. Acaricio el labio con su lengua y se sintió aliviada al ver que no era nada.
Sin sacar la mano de su sexo, abrió los ojos y trato de relajarse. Mientras lo hacia su cabeza mantenía una lucha interna, aunque ella ya sabia la respuesta, jamas se atrevería a conocerle, nunca le sentiría en persona. Aun así, cogió su teléfono, y le escribió un corto mensaje diciéndole:" Gracias, muchas gracias".
Excitante historia, el anhelo de lo prohibido, desear lo que no tenemos...la lucha moral de lo que se debe o no hacer sin duda lo hace aun mas excitante, aunque a la chica le basta con soñar despierta :)
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