miércoles, 12 de septiembre de 2012

El lado oscuro.

Nadie sabia de su lado oscuro, pero lo tenia y era la mayor parte de el.
Desde muy pequeño se había dedicado a manipular a todo aquel que tuviera una mente mas débil que la suya, les hacia cometer todas sus locuras y cualquier fechoría que le pasara por la cabeza.
No tenia remordimientos, solo en ocasiones sentía una leve punzada de culpabilidad, lo que no le impedía seguir adelante con cualquier plan maquiavélico que se le ocurriera.
Su apariencia era normal, el típico tipo que pasaba desapercibido. Si le preguntabas a sus allegados, todos te dirían que sobre todo era buena gente, y en su familia era de los mas apreciados y queridos.
Maestro de la seducción, manejaba la verdad a su antojo, y cautivaba a cualquiera que se propusiera.
Era un jugador nato, solo la emoción de ganar o perder le mantenían con vida, aunque claro esta, nunca perdía.
Mientras descansaba en su cama contemplando el techo, se pregunto si habría algún reto realmente interesante, algo que colmase su ansia de jugar. Recordó a todas las personas a las que había utilizado, a cada una de las que había utilizado, y por primera vez sintió algo de remordimiento. Fue algo que le desconcertó, incluso se sintió mareado, pero se repuso rápidamente.
Se le ocurrió un nuevo reto, a partir de ese momento trataría de ser todo lo contrario a lo que había sido, no volvería a jugar con la gente, ni a manipularla. Seria agradable y buena persona.
"JAJAJA" - Rió descontroladamente. "¿Como era tan estúpido de intentar engañarse a si mismo?"- Pensó. "Lo suyo era un don y no podía rechazarlo. ¿Acaso el diablo rechazaba su poder y sus llamas?"
Tras una hora de relajarse en la cama, se puso en pie, se preparo un café y encendió el ordenador.
Mientras lo hacia dijo con una voz suave y aterradora:" Haber que nueva víctima incauta encontramos hoy".



No hay comentarios:

Publicar un comentario