El cielo parecía haberse roto y el agua que contenía escapa a borbotones por esa grieta. El limpia parabrisas del coche no daba abasto, pero le encantaban esos días.
La noche había caído hacia horas, y tras tomar unas copas con los amigos se decidió a dar una vuelta por la periferia y disfrutar de la soledad escuchando música y conduciendo.
Hacia demasiado tiempo que no tenia pareja, y lo echaba de menos, necesitaba a alguien a quien mimar y con quien compartir sus alegrías y tristezas. Los viernes eran los días en que mas lo añoraba, como decía su canción favorita de The Cure, el viernes estoy enamorado, pero el no lo estaba, y peor aun, nadie lo estaba de el.
Puso la canción en el cd del coche y comenzó a tararearla y a cantar su estribillo a voz en grito.
El cansancio comenzaba a hacer mella, y se encontraba a mas de una hora de casa así que decidió dar la vuelta y dirigirse a la calidez de su cama.
Durante todo el trayecto de vuelta escucho una y otra vez la misma canción, y ninguna de las veces dejo de cantarla.
Al tomar el ultimo desvió para entrar en la ciudad, estaba convencido de que necesitaba amor, así que aminoro la velocidad y se dedico a contemplar a las mujeres que ejercían la prostitución al borde de la calzada. Ya desde lejos se fijo en una belleza rubia de no mas de veinticinco años, semi desnuda, y con una sonrisa propia de una diosa. Detuvo el coche junto a ella y bajo la ventanilla del acompañante.
La chica se acerco y con acento de algún país del este le saludo:" Hola guapo".
De cerca era aun mas bonita y diría que incluso mas joven.
El sonrió y le pregunto:"¿Cuanto me quieres?"
" Cincuenta euros"- Contesto ella con su tono dulce.
El hizo un pequeño gesto de aprobacion con la cabeza y la chica subió al coche.
Minutos después, el continuaba su camino a casa, la misma canción sonaba por los altavoces, pero el en vez de cantar simplemente sonreía aunque con tristeza.
Era viernes y volvía a estar solo en el coche.