De día le parecía dulce y mimoso, pero al caer la noche, su mirada la ponía nerviosa, la estremecía mas que cualquier otra cosa. Había pensado en acabar con aquello y librarse de el, pero cuando el sol bañaba la estancia, siempre la hacia sonreír el verle con esa media sonrisa que permanecía inalterable en su cara. Hacia tiempo que estaban juntos, casi desde que ella era una niña, y siempre le había causado la misma impresión. Pero aquella noche parecía mas siniestro, mas tétrico, así que se armo de valor, se puso en pie y se dirigió hacia el. Lo cogió en brazos, bajo a la cocina y abriendo el cubo de basura, le dijo: "Hasta siempre querido osito de peluche".
Esto solo es una forma de gritar en silencio al mundo todo lo que siento, como lo siento, pero atraves de breves historias sin importancia. Para los que no me conozcan dire que no soy nadie, y para los que si tengan esa mala suerte, les pido disculpas de antemano por airear sentimientos con los cuales quizas se sientan identificados.
viernes, 17 de agosto de 2012
La decision.
Mientras ella trataba de dormir, el la observaba desde la silla con sus negros ojos saltones.
De día le parecía dulce y mimoso, pero al caer la noche, su mirada la ponía nerviosa, la estremecía mas que cualquier otra cosa. Había pensado en acabar con aquello y librarse de el, pero cuando el sol bañaba la estancia, siempre la hacia sonreír el verle con esa media sonrisa que permanecía inalterable en su cara. Hacia tiempo que estaban juntos, casi desde que ella era una niña, y siempre le había causado la misma impresión. Pero aquella noche parecía mas siniestro, mas tétrico, así que se armo de valor, se puso en pie y se dirigió hacia el. Lo cogió en brazos, bajo a la cocina y abriendo el cubo de basura, le dijo: "Hasta siempre querido osito de peluche".
De día le parecía dulce y mimoso, pero al caer la noche, su mirada la ponía nerviosa, la estremecía mas que cualquier otra cosa. Había pensado en acabar con aquello y librarse de el, pero cuando el sol bañaba la estancia, siempre la hacia sonreír el verle con esa media sonrisa que permanecía inalterable en su cara. Hacia tiempo que estaban juntos, casi desde que ella era una niña, y siempre le había causado la misma impresión. Pero aquella noche parecía mas siniestro, mas tétrico, así que se armo de valor, se puso en pie y se dirigió hacia el. Lo cogió en brazos, bajo a la cocina y abriendo el cubo de basura, le dijo: "Hasta siempre querido osito de peluche".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Aunque es cortita conseguiste intrigar mucho, aunque esta vez hasta medio adiviné de qué se podía tratar, pero aún así no pierde misterio y me gusta.
ResponderEliminarLa verdad es que algunos muñecos, o peluches, por la noche se pueden volver terroríficos.