martes, 14 de agosto de 2012

La Alberca

La oscuridad solo era rota por unos pequeños candiles que jalonaban las angostas calles.
Las casas construidas con vigas de madera y piedra, presentaban un aspecto siniestro, y los ecos de los cascos de un caballo, les conferían un matiz aun mas antiguo y siniestro.
Caminaba por ellas desde hacia un rato, buscando algún lugar donde cobijarme del persistente frió de la gélida noche invernal. No aparecía ninguna fonda en la que hospedarme, así que me decidí a buscar alguna cuadra que permaneciera abierta por olvido. Empuje todas y cada una de las enormes puertas de madera que encontre a mi paso, tanto la hoja superior como la inferior, ya que todas las puestas estaban divididas en dos, para en las épocas de calor poder abrir la parte de arriba sin que por ello se escapara el ganado. Tras recorrer varias calles di con una que cedió ante la leve presión de mi mano. Sin dudarlo un instante, atravese el umbral y apartando a unas pequeñas cabras que habitaban el corral, busque una esquina en la que sentarme y descansar de la larga marcha de aquel día.
Pasaron varias horas antes de que los animales entraran en su estado mas activo y me despertaran. Me incorpore, estire mis ropajes, y me encamine de nuevo hacia la fría calle. Mientras caminaba por los mismos lugares que lo hiciera la noche anterior, me maraville de las casas que me parecieron siniestras, y sin darme cuenta, tropece con un enorme cerdo que vagaba igual que yo y que rebuscaba comida en el empedrado suelo. Tome rumbo al centro del pueblo, y al girar la siguiente esquina me encontre con un río de gente que daba vida al lugar. Gente con cámaras de fotos, bolsas llenas de embutido, y niños bebiendo de las fuentes de piedra que había cerca de la plaza. Fue como dar un salto en el tiempo, durante la noche me había sentido transportado en el tiempo a varios siglos atrás, y al despuntar el sol, el pueblo había regresado a la actualidad. Todo lo que me habían contado del lugar era totalmente cierto, era como un gran mercado medieval, pero sin disfraces ni parafernalias, El tiempo había respetado aquel hermoso lugar y yo tenia la suerte de poder disfrutarlo.













1 comentario:

  1. Una historia muy turística, sobre todo por todas las fotos que has puesto :) Pero tambien una buena historia que define muy bien como en esos pueblos tan pintorescos parece que no pasa el tiempo, salvo cuando te encuentras con las manadas de turistas, jajaja

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