viernes, 24 de agosto de 2012

Vacaciones.

Las vacaciones se acercaban y la verdad las esperaba con ganas, ya que sus ideas parecían haberse esfumado.
Hacia días que no sabia que escribir, y aunque pasaba horas delante del teclado, no era capaz de escribir mas de una linea. Quizás era su situación personal, o tal vez era solo un agotamiento mental que no le dejaba pensar con coherencia, la cosa es que cuando intentaba crear acababa fumando sin parar y borrando frase tras frase. Como no parecía tener solución se decidió a plasmar esto en una historia, creyó conveniente transmitir esta sequía a sus lectores y despedirse de ellos durante diez días, aunque sin descartar que en ese periodo de desconexión, si le venia alguna buena idea, pudiera publicar alguna cosa, pero en principio pensaba olvidarse de todo y recargar pilas para volver con mas fuerza tras su merecido descanso.
Sin mas corrigió el texto, pensó en la canción con la que adornaría esas letras y pulso el botón de publicar.

HASTA EL PRÓXIMO DÍA 5 DE SEPTIEMBRE.




miércoles, 22 de agosto de 2012

Una mañana prometedora

Se había despertado de buen humor.
Hoy debería ser un gran día, se despidió de su chica con un cálido beso al salir de casa, y se dirigió a la oficina a por los documentos del contrato que debería firmar mientras almorzaba con su mejor cliente.
Llevaba mas de 6 meses detrás de aquella operación, y hoy por fin se confirmaría. Para su empresa seria el mayor negocio que hubieran hecho jamas, y para el supondría un gran puñado de euros, un ascenso con su consiguiente subida de salario, y unas merecidas vacaciones con su pareja en la patagónica Argentina. Era el sueño de ella, y esta vez podría regalárselo. Ya se imaginaba su cara de felicidad, incluso lágrimas en sus mejillas al ver los billetes. Solo de pensarlo ya se sentía el tipo mas feliz del mundo.
Metió los papeles en su portafolios y se encamino al aparcamiento de empleados a por su coche.
Al meter la llave en el contacto, el coche no reacciono, no hizo nada. Salio y levanto el capo, aunque no sirvió de nada, el no tenia ni idea de mecánica. Miro su reloj y se dio cuenta de que el tiempo se le echaba encima, así que saco su móvil y llamo para solicitar un taxi.
Llego al hotel donde se había citado con su cliente justo a la hora acordada, se encamino a la mesa que solían ocupar y se sorprendió al ver a un tipo trajeado que pertenecía a la empresa que competía con ellos. Casi pierde el equilibrio al ver como ambos estaban firmando un contrato, le acababan de quitar el contrato de su vida. Se disculpo y muy lentamente abandono la sala. caminaba con la cabeza agachada y sin levantar la vista del suelo, sin darse cuenta tropezó con una mujer, al alzar la mirada para disculparse, el pecho le ardió, era su mujer, iba cogida de la cintura con su jefe y este tenia la llave de una habitación en la mano.
Fue incapaz de decir nada, se bloqueo, y como un niño salio corriendo de allí.
Sus sueños habían saltado por los aires en mil pedazos, su vida se había consumido en una sola hora. "Y yo que pensaba que seria un gran día"- pensó mientras no paraba de reír y llorar.

martes, 21 de agosto de 2012

Un Quijote cualquiera

Cual Quijote moderno, recorría La Mancha en busca de su Dulcinea, pero esta parecía no existir.
En la puerta de un café dio con una apuesta joven, de rizada melena, mas alta de lo normal y de aspecto desenfadado. Era mas parecida a uno de los gigantes del libro que a Dulcinea, pero tenia una dulce sonrisa que rápido cautivo al hidalgo.
Las historias de caballería no eran mas que eso, historias, y el se veía en algo real, algo que le estaba robando el corazón. ¿Como podría enamorarse de un gigante?, ¿Estaria en posesión de sus facultades mentales? La única respuesta que le venia a la cabeza es era que si. La joven aunque grande era hermosa, afable y seductora. Y tonto seria el si no se dejara embaucar. Con el paso de los días, su gigante fue tornando a princesa, su recelo a pasión, y su desconfianza a amor.
Se vio atrapado por una historia digna de novela romántica. Perdió su lanza, su yelmo e incluso a Rocinante, se vio desnudo de corazas y armaduras y vulnerable ante un torrente de sentimientos que le sobrepasaban.
Tarde fue cuando recordó como quemaban los libros de caballería, y como D.Quijote era devuelto a la realidad.
En ese momento, la vida le golpeo con toda su crudeza. Su princesa no era suya, las sonrisas no eran para el, y lo que su imaginación había creado se desvaneció.
Solo había un hombre mayor, no demasiado agraciado, tomando un café en una terraza mientras contemplaba a una hermosa jovencita a la que jamas tendría el valor de saludar.


viernes, 17 de agosto de 2012

Simplemente Gracias

Creo que hoy mis letras no pasaran de ser un sencillo agradecimiento a cada una de las personas que han dedicado algún minuto de su vida a leer mis historias.
Cuando empecé a escribir este blog, no pensé ni que durara tanto, ni por supuesto que nadie lo leyera, y por el contrario cada día ha tenido mas lectores. Esto me hace sentirme alagado a la par que asustado.
El miedo al fracaso es algo que todo ser humano llevamos dentro, y en ocasiones es lo que nos impide movernos o realizar nuestros sueños. Hace 3 meses me decidí a dar el paso, a plasmar esas locas ideas que de vez en cuando llenaban mi cabeza y que no sabia que hacer con ellas, me atreví a escribir todo ello en este modesto cuaderno, y ahora me siento feliz por haberlo hecho.
Se que mis textos en ocasiones han hecho reír, han provocado lágrimas, han intrigado e incluso excitado. Esto es bastante mas de lo que esperaba, aunque es justo lo que deseaba.
También he de disculparme con aquellos que dedicaron su tiempo a leer alguna aventura y no les agrado o no se sintieron a gusto con ello, en serio, mi mas sinceras disculpas. Espero que si vuelven a leer algo del blog les consiga agradar.
No puedo olvidar un especial agradecimiento a Luna Azulada. Gracias por tus comentarios, que en ocasiones han superado en originalidad a las propias historias, y que además con ellos me has dado fuerzas para seguir escribiendo, ya que el ver que hay gente que sigue lo que hago me hace esforzarme mas para no defraudaros. Mil gracias.
Gracias también a la gente que aun sin saberlo, o sabiéndolo me han servido de inspiración, o me han dado ideas para las historias, aquí la lista seria larga, pero no la pondré, ya que cada uno sabe que parte le corresponde.
Y no debo dejar de pedir disculpas a MC, niña, lamento haberte hecho llorar, pero gracias por confesar esa emoción y por seguir leyendome apesar de eso.

No penséis que esto es una despedida, es simplemente que necesitaba decir sin personajes ni adornos como me siento. No espero que esto sean mas que GOTAS DE ROCIÓ AL ALBA.

Mil besos y de nuevo mil gracias a todos.

Como la música se ha convertido en algo importante en las historias, os regalo una cancion que es todo un himno y un lema. YOU´LL NEVER WALK AOLONE (Nunca caminaras solo).
2 VERSIONES.




La decision.

Mientras ella trataba de dormir, el la observaba desde la silla con sus negros ojos saltones.
De día le parecía dulce y mimoso, pero al caer la noche, su mirada la ponía nerviosa, la estremecía mas que cualquier otra cosa. Había pensado en acabar con aquello y librarse de el, pero cuando el sol bañaba la estancia, siempre la hacia sonreír el verle con esa media sonrisa que permanecía inalterable en su cara. Hacia tiempo que estaban juntos, casi desde que ella era una niña, y siempre le había causado la misma impresión. Pero aquella noche parecía mas siniestro, mas tétrico, así que se armo de valor, se puso en pie y se dirigió hacia el. Lo cogió en brazos, bajo a la cocina y abriendo el cubo de basura, le dijo: "Hasta siempre querido osito de peluche".

miércoles, 15 de agosto de 2012

Visita sorpresa

Llamaron a la puerta y ella se sorprendió, esperaba visita, pero no tan pronto.
Abrió la puerta sin mirar por la mirilla. Cuando aun estaba entreabierta , noto que la empujaban y que sin darse cuenta unas grandes manos la tapaban los ojos con una venda.
Unos brazos que parecían fuertes la rodearon por la cintura y la llevaron por el pasillo hasta el pequeño salón, levantaron sus manos y sin darse cuenta aun de lo que ocurría se encontró esposada a la barandilla de las escaleras que conducían a su habitación. De pie, sin ver nada y sin poder mover sus brazos que le habían dejado extendidos sobre la cabeza, sintió miedo.
Lo siguiente que noto fueron unos labios besando su cuello con delicadeza y unas manos que acariciaban sus caderas por debajo de la gris camiseta que utilizaba a modo de vestido para estar en casa. El olor de aquel hombre le resultaba familiar. Le mordisquearon el cuello, cosa que normalmente la excitaba, y que en aquella ocasión, para su sorpresa también surtió el mismo efecto.
Escucho como quien fuera que le estaba haciendo aquello, se dirigía a la cocina y abría cajones, armarios e incluso la nevera. No tardo ni un minuto en estar de nuevo junto a ella. Escucho unas tijeras, estaba cortando su camiseta de abajo hacia arriba. Noto el frió del acero cuando apoyo las tijeras en su pecho, mantuvo la respiracion hasta que descubrió que solo quería cortar su negro sujetador. Después el acero en sus caderas, corto sus braguitas dos veces, para quitárselas.Sintió dolor y una gran excitacion al mismo tiempo cuando un hielo acaricio sus pezones, el frió era intenso, tanto que soltó un leve gemido, pero la sensacion de no saber que pasaría le provocaba sensaciones que nunca antes había vivido. mientras el hielo seguía pasando por sus pechos, se estremeció con una lengua que descendía por su vientre, entreteniéndose en su ombligo, para después continuar su camino descendente. La sintió rodeando los labios de su coñito, aunque sin tocarlos, la disfruto bajando por su pierna, hasta que llego al pie, y la encanto cuando inicio su ascenso por la cara interior de la misma. Volvió a rodear su sexo sintiendo su aliento, para repetir la misma operación con la otra pierna. Cuando estaba llegando a su coño, pensó y sin darse cuenta grito :"¡Comemelo por Dios!"
Escucho una carcajada al tiempo que las manos de aquel tipo separaban sus piernas. La respiracion sobre su clítoris la estaba volviendo loca, y necesitaba sentir mas.
Unos labios que no la eran desconocidos, besaron su boca, y los brazos que antes la asustaron, ahora siendo reconocidos la abrazaron con pasión.
Esos mismos labios besaron sus pechos, y lamieron sus pezones que dejaron de tener frió, aunque no por ello dejaron de estar duros. Volvieron a lamer su ombligo y sus caderas, esta vez no solo rodearon su coñito, esta vez se perdieron en el. Sintió como separaba los labios de su sexo con los dedos para acceder mejor a su clítoris y se dejo llevar. Cuando llego al orgasmo, inconscientemente dejo caer su peso, y noto la presión de las esposas en sus muñecas. El la ayudo a incorporarse un poco para aliviar la presión. Soltó las esposas, y aun vendada, la rodeo nuevamente con los brazos y la guió hacia la puerta de la calle. La beso con pasión, y acercando su boca al oído le dijo:" Me marcho, he quedado en media hora con una amiga que dice que no debemos tener sexo aunque los dos lo deseamos y no la puedo hacer esperar". Tras decir esto, salio y cerro la puerta.
Ella se dejo caer, se sentó en el suelo aun sin quitarse la venda y totalmente desnuda. Trato de recobrar el aliento antes de meterse en la ducha y prepararse para salir.
A la media hora llamaron nuevamente a la puerta. Se acerco ya arreglada y abrió de nuevo sin echar un ojo por la mirilla. Tras la puerta estaba el hombre que esperaba, le dio dos besos en sendas mejillas y sin decir ni una palabra, se dirigieron al ascensor.
Nunca hablarian de aquello, seria como si jamas hubiera sucedido, pero ambos estaban felices de haber podido por fin saciar su necesidad de perderse en el deseo.

martes, 14 de agosto de 2012

La Alberca

La oscuridad solo era rota por unos pequeños candiles que jalonaban las angostas calles.
Las casas construidas con vigas de madera y piedra, presentaban un aspecto siniestro, y los ecos de los cascos de un caballo, les conferían un matiz aun mas antiguo y siniestro.
Caminaba por ellas desde hacia un rato, buscando algún lugar donde cobijarme del persistente frió de la gélida noche invernal. No aparecía ninguna fonda en la que hospedarme, así que me decidí a buscar alguna cuadra que permaneciera abierta por olvido. Empuje todas y cada una de las enormes puertas de madera que encontre a mi paso, tanto la hoja superior como la inferior, ya que todas las puestas estaban divididas en dos, para en las épocas de calor poder abrir la parte de arriba sin que por ello se escapara el ganado. Tras recorrer varias calles di con una que cedió ante la leve presión de mi mano. Sin dudarlo un instante, atravese el umbral y apartando a unas pequeñas cabras que habitaban el corral, busque una esquina en la que sentarme y descansar de la larga marcha de aquel día.
Pasaron varias horas antes de que los animales entraran en su estado mas activo y me despertaran. Me incorpore, estire mis ropajes, y me encamine de nuevo hacia la fría calle. Mientras caminaba por los mismos lugares que lo hiciera la noche anterior, me maraville de las casas que me parecieron siniestras, y sin darme cuenta, tropece con un enorme cerdo que vagaba igual que yo y que rebuscaba comida en el empedrado suelo. Tome rumbo al centro del pueblo, y al girar la siguiente esquina me encontre con un río de gente que daba vida al lugar. Gente con cámaras de fotos, bolsas llenas de embutido, y niños bebiendo de las fuentes de piedra que había cerca de la plaza. Fue como dar un salto en el tiempo, durante la noche me había sentido transportado en el tiempo a varios siglos atrás, y al despuntar el sol, el pueblo había regresado a la actualidad. Todo lo que me habían contado del lugar era totalmente cierto, era como un gran mercado medieval, pero sin disfraces ni parafernalias, El tiempo había respetado aquel hermoso lugar y yo tenia la suerte de poder disfrutarlo.













lunes, 13 de agosto de 2012

La otra vida.

Sus dedos se movían con rapidez, y el placer la hacia sentirse en una nube.
Sentía cada caricia, como jamas las había sentido con su pareja, o al menos no era capaz de recordarlo. Sus besos la hacían sentirse viva de nuevo. No era algo nuevo para ella, no era la primera vez que se dejaba llevar por un extraño.
Era una mujer casada, incluso se podría decir que felizmente casada, pero por las noches, se transformaba, se dejaba llevar y se perdía en un nuevo mundo de tentación y pecado.
Sus dedos ralentizaron el ritmo mientras su excitación crecía.
Aquel muchacho era atractivo, parecía inteligente, y la había hecho reír como una loca, quizás por eso le había permitido jugar.
Le conocía hacia poco mas de una hora, pero tenia la sensación de conocerle de siempre. De vez en cuando aparecía esa rara sensacion con alguien, y sin entender el como, ni el porque, no querías que aquello terminara, y hacías cosas que nunca te habrías imaginado.
El estaba besando sus pechos, y acariciando sus caderas, y ella no podía mas, necesitaba cerrar los ojos y disfrutarlo, pero no podía hacerlo.
Sus dedos estaban practicamente inmoviles.
El chico se había tumbado y le había pedido que se sentara sobre su boca, a lo cual su respuesta fue: "Si, me encanta".
Estaba mas húmeda que nunca, y su cuerpo transpiraba en aquella noche calurosa de Agosto.
Sintió la hábil lengua del muchacho mientras se estremecía.
Desde la planta superior, escucho una voz que la llamaba; "Mama, mama".
Sus dedos volvieron a moverse raudos y veloces, tecleo : "Te tengo que dejar, besos".
Movió el ratón hasta el menú principal, y con el botón izquierdo del mismo, hizo click en la opción de apagar.
Volvía a su feliz realidad, a esa que le daba la vida y que no cambiaria por nada.
Su mundo de fantasía debería esperar hasta la siguiente noche, hasta el momento en que se perdiera de nuevo por su chat de siempre.





sábado, 11 de agosto de 2012

Princesa rota.

Siempre soñó con ser tratada como una princesa, pero su comportamiento era mas el de una reina déspota.
Le encantaba que estuvieran pendiente de ella, pero solo cuando ella lo necesitaba, el resto de su tiempo no quería saber nada de aquellos que aunque deseaban que los amara no eran mas que súbditos de una extensa lista de plebeyos.
Estaba pasando unos días en sus tierras costeñas, agasajada de presentes y atenciones por los lugareños, se sentía mas viva que nunca, y la felicidad llenaba su corazón.
Aquella noche tenia una cena con un apuesto y encantador joven, el yerno que toda madre querría tener, así que se vistió con sus mejores galas, se perfumo sutilmente, y se dispuso a esperarle.
Todo era perfecto, el restaurante junto al mar, la música de fondo, los elaborados manjares que les sirvieron y la animada conversión. Le habría encantado que la noche no terminara jamas, pero el tiempo pasa inexorablemente y como en la cenicienta, la princesa debía regresar a casa. Cuando regresaban, se percato de que la calabaza era un coche, con tristeza vio que no había ratones convertidos en corceles, y que sus zapatos no eran de cristal. Vio también que el camino que habían tomado no era el de su palacio, sino el de la casa de su acompañante. Sabia cual era el pago por una noche tan agradable, asumía que nadie suele dar sin pedir nada a cambio, tendría una noche de sexo, una mas.
Cuando amaneció, desayunaron juntos, el se ofreció a llevarla a casa y ella acepto.
Mientras el conducía, ella meditaba sobre su vida, sobre sus necesidades, y observaba las nubes por la ventana del coche. Siempre había disfrutado buscando parecido a las nubes, incluso tomaba como predicciones lo que estas le mostraban.
Cuando el la miro, por las blancas mejillas de la joven resbalaban unas diminutas lágrimas. El chico sorprendido pregunto:"¿Que te pasa?"
Ella no hablo, pero si dirigió su pulgar hacia una enorme nube blanca que había enfrente.
El miro y solo vio una nube mas, así que se encogió de hombros.
Ella por el contrario veía claramente una corona rota en aquel cirro, lo que le hacia ver con claridad el significado de su vida.


viernes, 10 de agosto de 2012

Caramelo tentacion.

Se abrió la puerta y allí estaba ella.
Era incluso mas hermosa de lo que imaginaba. Vestía unas veraniegas chanclas, una corta falda vaquera y una sencilla camiseta naranja con el nombre de una marca de bebidas alcohólicas, aunque lo que mas le llamo la atención fue el color de su piel, no era morena, ya que tenia un brillo distinto, si tuviera que definir el color de la misma seria quizás caramelo tentación, no se si existe, pero no se podría llamar de otra forma.
El como había prometido, le había comprado el desayuno, un descafeinado y un croissant.
Se saludaron y pasaron dentro de la vivienda.
Charlaron durante una hora mas o menos, contándose su situación actual, sus penas y mencionando de vez en cuando las conversaciones mantenidas entre ellos a traves de teléfono o Internet en los varios años que hacia que se conocían.
La cosa subió de temperatura y una cosa llevo a la otra. Se besaron, se acariciaron y se desnudaron mutuamente. El la llevo en brazos hasta la habitación, donde lamió cada centímetro de esa bonita piel. Los besos y caricias surtían su efecto, ya que la espalda de ella se arqueaba y la respiración se le agitaba. Cuando el se aproximaba y estaba apunto de penetrarla, se escucho la puerta. Ella le empujo y le dijo que se metiera debajo de la cama. Quien había abierto la puerta era su marido, y como le descubriera, correría peligro su vida. El obedeció, y ella se puso con una pose insinuante.
Cuando entro el marido, ella le dijo que estaba tardando demasiado, que tenia una mañana cachonda y que había decidido esperarle en la cama para que saciara su sed de sexo.
El resto os lo podéis imaginar.
Y respecto a si salio o como lo hizo  de la estancia, os diré que salio, pero el como no lo contare por si ese pobre marido lee esto y descubre mas de lo que debería.





jueves, 9 de agosto de 2012

La fuente de la vida.

A lo lejos se escuchaba una triste campana que sonaba sin motivo aparente.
Hacia días que seguía la senda del rio, remontando su cauce por una u otra margen, dependiendo de lo que la vegetacion le permitiera. En teoría en el nacimiento del mismo, se encontraría la fuente de la eterna juventud, pero el no creía en ello, simplemente deseaba vivir otra aventura, y aquella era tan valida como cualquier otra. Ya no debía de quedar demasiado, según su mapa, esa misma mañana alcanzaría su meta, así que acelero el paso y dejo sus pensamientos a un lado.
Unas horas después, el hilo de agua en el que se había convertido el cauce, se perdía en el interior de una cueva. Su entrada era angosta y oscura, pero esto no era problema para el, estaba bastante delgado y como todo buen aventurero estaba provisto de una potente linterna. Se interno en la cueva y arrastrándose llego a una cavidad enorme. Se puso en pie y apago la linterna. Miles de rayos solares inundaban la estancia. Eran pequeños, como si alguien con una aguja hubiera perforado la  bóveda de aquella descomunal cueva. Cada haz de luz surgía de un punto distinto, pero todos convergían en el mismo, justo en el centro de la cueva. Allí, de una piedra redondeada, de mas o menos un metro de altura, brotaba un pequeño chorro de agua, la fuente de la vida, al menos de aquel rio.
Se acerco, junto sus manos haciendo con ellas un pequeño cuenco, tomo agua en el y la acerco a sus labios. Al beber aquel agua, le embargo una tremenda emoción, incluso un velo de lágrimas cubrió sus ojos. El viaje había merecido la pena, era el mejor agua que había probado jamas. Una vez comprobado, saco su teléfono móvil, llamo a su secretaria y le ordeno que comprara aquellos parajes. Ya tenia ubicación para su nueva embotelladora de agua mineral. Seria una lastima destruir aquella bóveda, pero los negocios son los negocios.


miércoles, 8 de agosto de 2012

Erase una vez.

Había despertado como cualquier otro día, sin ganas de hacer nada, pero con ganas de vivir.
Se sentó delante del ordenador dispuesto a escribir alguna historia llena de fantasía e incluso con algún giro emocionante al final. Por alguna extraña razón recordó la Capilla Sixtina, la gran obra de Miguel Ángel, y se sintió pequeño. Eligió la canción que adornaría sus letras, se había decidido por lucha de gigantes de Nacha Pop, y al escucharla empequeñeció aun mas. Puso la television un rato para despejarse y tratar de hacer que su cabeza funcionara nuevamente, los juegos olimpicos inundaron su salón, y para su sorpresa, vio a un español remando como nunca para conseguir una medalla, eso si que era una proeza, el tipo era la quinta que conseguía sumando los tres últimos juegos. Se sintió diminuto.
El mundo estaba lleno de personas que realizaban azañas increíbles que perdurarían por siempre, y el lo único que hacia era plasmar las tonterías que se le ocurrían en un blog simple y poco elaborado. ¿Que pensaría cualquiera de esos grandes personajes de alguien como el?
Volvió a ponerse frente al teclado, pero ni una sola idea acudía en su rescate.
Por mucho que lo intentaba, nada, estaba en blanco.
Dejo que la música llenara la estancia, bajo las persianas, se tumbo y mentalmente repaso todo lo hermoso que había contemplado en su vida, en sus viajes por el mundo o excursiones por ciudades monumentales, las canciones que le habían emocionado o los libros que le habían cautivado. El tiempo paso sin percibirlo, y sus fuerzas se fueron agotando. Se incorporo y volvió a enfrentarse al teclado, a la pantalla en blanco, y escribió :"
Había despertado como cualquier otro día, sin ganas de hacer nada, pero con ganas de vivir.
Se sentó delante del ordenador dispuesto a escribir alguna historia llena de fantasía e incluso con algún giro emocionante al final...


martes, 7 de agosto de 2012

La dama de blanco.

Como cada día me dirigí a ver a uno de los muchos posibles clientes que llamaban por teléfono solicitando presupuesto para proteger sus viviendas o empresas, aunque esta vez era algo mas peculiar. El presupuesto era para proteger un cementerio que parecía ser que los chicos del pueblo usaban para hacer botellón, y la persona de contacto era el párroco del mismo.
Llegue con media hora de antelación, como era costumbre en mi, ya que me gusta fumar un cigarro y antes de entrar, y aparte evito llegar tarde en caso de encontrar trafico. Frente al cementerio había un banco de madera con una chica sentada en el. Era una mujer de no mas de veinte años, lucia un blanco vestido y sostenía una rosa roja entre sus manos. Me senté en el otro extremo del banco y encendí  mi cigarrillo. Al mirar hacia el interior, vi que se estaba celebrando un funeral, y por curiosidad le pregunte a la joven:" ¿Sabes si les queda mucho?"
La chica contesto:" No creo, no ha venido casi nadie, y por lo que parece no es que preocupara a demasiada gente."
"¿Conocias al difunto?"-Pregunte.
"Si,  mejor que nadie."- Dijo ella.
Como parecía que no quería hablar, decidí seguir fumando sin mas.
Poco después de acabar el cigarro, la gente comenzo a marcharse, con lo que me puse en pie y me dirigí a la puerta, no sin antes desearle buenos días a la joven y despedirme cordialmente, aunque ella no dijo ni un simple adiós, y permaneció sentada con la mirada perdida.
Entre al pequeño cementerio y me acerque a la capilla que había en el centro. Salude al párroco, me presente y le di mi tarjeta. Me contó cuales eran sus necesidades y que quería proteger. Parecía algo sencillo, con cuatro cámaras que harían una función disuasoria, estaría practicamente solucionado. Recorrí la capilla viendo cual seria el mejor camino para los cables y la mejor situación para instalar el grabador. Mientras hacia esto, vi una foto sobre el altar, y me sorprendió bastante. Era de la joven con la que había hablado en el banco. El cura vio mi sorpresa y me pregunto:" ¿La conocías?"
"Si, he hablado con ella mientras esperaba a que saliera la gente"- Respondí.
El párroco me miro como si estuviera loco, y sin decir nada, me hizo un gesto con la mano para que le siguiera. Me guió hasta una tumba que un par de operarios estaban terminando de sellar, y señalando con el dedo, me mostró la lapida.
En esta rezaba un nombre de mujer, la fecha de dos días atrás y la foto de la joven con la que había hablado fuera. Sentí que me faltaba el aire, note mi sangre helandose en mis venas y sin abrir la boca, di media vuelta y salí caminando despacio de aquel lugar. Al pasar junto al banco lo mire de reojo, con miedo a que ella estuviera allí, pero gracias a dios no había nada. Continué hasta mi coche, lo abrí y lo puse en marcha, todo lo hacia de forma mecánica, sin ser capaz de pensar. Acelere y salí del pueblo.
Al llegar a casa, descendí del coche, respire profundamente para recomponerme. Aquello no podía haber pasado, así que mejor lo olvidaría y no lo contaría jamas a nadie, de por si, ni daría el presupuesto solicitado, no volvería a acercarme por allí nunca. Abrí la puerta trasera del coche para coger mi maletín, y la sangre se me heló de nuevo. Sobre el maletín estaba la rosa que la chica había mantenido en sus manos.



lunes, 6 de agosto de 2012

Visitante de dormitorio.

Vestía integramente de negro.
Con guantes y pasamontañas del mismo color. Se movía con cautela, sin hacer un solo ruido. Se acerco al panel de la alarma y la desconecto sin que el sensor de la entrada, que previamente había rociado con laca cuando esta no estaba conectada, le detectara. Ya estaba dentro. Subió las escaleras con sigilo y abrió la puerta de la habitación principal. escucho antes de entrar por si había algún ruido y saco de su bolsillo un pequeño bote que contenía gas anestésico. Al no oír nada, roció el gas, cerro la puerta y espero un par de minutos. Transcurridos estos, volvió a abrir y entro sin preocupación. encendió la luz y se sentó a los pies de la cama. Sobre ella dormía placidamente una mujer de unos 35 años, morena, de piel clara, y con unas bonitas piernas. Le encantaba verla así, relajada, dormida y despreocupada. Acaricio sus pies, y subió acariciando el resto de su cuerpo. La olio, la beso y rozo su cuerpo con el de ella. Disfrutaba abrazándola y diciéndole al oído lo mucho que le gustaba.
Una hora después se puso en pie, y se dirigió a la puerta no sin antes darle un beso como hacia cada noche. Apago la luz, bajo las escaleras, conecto la alarma y desapareció.
A la mañana siguiente, salio a pasear a su perro como cada día, y como cada día se cruzo con su vecina que también sacaba a su perrita. La saludo con una sonrisa y pensó en las ganas que tenia de que volviera a caer la noche para poder volver a colarse en su habitación y decirle todas las cosas que despierta jamas se atrevería a decirla.

jueves, 2 de agosto de 2012

Un mundo distinto.

El tiempo no corría allí dentro.
Estaba rodeado de los mas pintorescos seres, soldados, guerreros, dragones, dinosaurios y una larga lista de criaturas y vehículos igual de increíbles.
Todos estaban apiñados, presos del mismo gigante que frecuentemente los sacaba a pasear y a que tomaran algo de aire.
De vez en cuando alguno desaparecía, pero pronto era sustituido por otro igual de sorprendente y raro.
El, un pirata temible, había llegado hasta allí cautivo, dentro de una especie de celda de transporte, y totalmente cubierta para que no supiera donde estaba. Hacia ya un tiempo de esto, y la verdad, quitando las apreturas de la noche, en que todos tenían que dormir juntos y amontonados, no se vivía mal del todo. Había entablado amistad con un apache, con  un soldado del séptimo de caballería y con un mecánico de carreras, y casi todas las tardes jugaban su partida de cartas, o charlaban de sus cosas si mas.
En un principio se unieron con la idea de organizar un plan de fuga, pero poco a poco aquello quedo en el olvido y se limitaban a ver pasar el tiempo, y a comentar sobre los nuevos inquilinos o las bajas sufridas en su mundo particular.
Quizás esa vida no fuera ideal, pero ¿Donde se viviría mejor que en una caja de juguetes?

miércoles, 1 de agosto de 2012

Vuela.

La noche era calurosa, demasiado incluso para esa época del año. Ya había entrado el otoño, pero la temperatura hacia que la ropa de verano siguiera viéndose en las calles. El sin ir mas lejos, no vestía mas que un pantalón corto de cuadros blancos y azules, y una camiseta azul celeste.
Se sentía feliz, ya que por fin su sueño se haría realidad, desde hacia un par de horas algo en su interior le decía que seria ahora o nunca, y el jamas dejaba pasar una oportunidad. Se acerco a la mesa, cogió el billete de cinco euros que había enrollado sobre ella, y poniendo una punta dentro de su nariz, acerco la otra a una de las rayas que quedaban sobre la misma, esnifo y al momento sintió ese dulce cosquilleo bajando por su garganta. Se recosto en el sofá, paso su índice por la nariz como si quisiera quitarse los restos de aquellos polvos, y se dejo llevar nuevamente por la falsa sensacion de bienestar que le proporcionaba aquello. Mientras fumaba un cigarro, se preguntaba como seria aquello, que sentiría. Apuro la lata de bebida energética que ocupaba otra de las esquinas de la mesa, había consumido al menos una docena de ellas, esnifo el polvo que quedaba en la mesa y dando un salto se puso en pie.
Salio a la calle y se dirigió al palacio de Oriente. minutos después apareció justo frente a el, lo contemplo un segundo y giro a su izquierda. Poco después se encontraba sobre la calle Segovia, en el viaducto.
Si la publicidad y su intuición no fallaban, hoy por fin volaría.
Recordó algo que había escrito de adolescente y lo recito en voz alta:
"Sueña, sueña que vuelas, y si lo consigues, escapa de este mundo de miserias y tristeza que te toco vivir".
Hoy lo haría.
Trepo para pasar la mampara de seguridad del puente, se quedo unos instantes parado al otro lado de la misma y salto.
En los periódicos al día siguiente no apareció ni una pequeña reseña de lo sucedido, ya que este tipo de noticias no suelen publicarse para no crear un efecto contagio, pero si aparecía una esquela donde bajo su nombre ponía la típica frase de tus familiares y amigos te recordaran siempre.