miércoles, 7 de agosto de 2024

¿Quién es el?

Nadie le conocía aunque hablaba con todo el mundo.

Era un tipo que siempre tenia una palabra amable para los demás, un abrazo para reconfortar y tiempo para escuchar. Era el amigo, el confidente, el amante, pero en el fondo aunque era todo para muchas personas, no era nadie para el.

Se molestaba en solucionar problemas pero nunca los suyos, se rompía la cabeza tratando de buscar soluciones pero se olvidaba de tomar una aspirina para el dolor.

Siendo un pensador, un psicólogo, un gladiador, incluso una tarjeta de crédito, en el fondo no era importante.

El tiempo le había enseñado a mirar siempre a delante, a no quejarse del pasado y a seguir sonriendo. La vida no era un camino de rosas, pero las espinas que las rosas tienen, el las trataba de quitar del camino de los demás para que no resultaran heridos y si, ni con esas podía evitarlo, el tenia a mano desinfectante y tiritas para curarlos.

Pasaría por un tipo de lo mas normal, quizás tirando a feo, quizás tirando a obeso, su aspecto nunca le preocupo en exceso siempre que antes de ir a dormir hubiera conseguido arrancar una sonrisa a alguien.

Inevitablemente el paso del tiempo le estaba dejando cicatrices, heridas de batallas que no eran suyas, quemaduras de dragones por defender a princesas, noches de insomnio por fantasmas de pesadillas ajenas y sobre todo agotamiento. Necesitaba desconectar del ruido que los problemas ajenos habían metido en su cabeza.

Un día vio una luz, una luz cálida que le guio al mejor sitio donde podría estar, aun lugar donde todo era bondad y amor, a un rincón donde nadie podría dañarle y el podría sanar.

Se sentó en el suelo cogiendo sus rodillas entre sus brazos, metió su cabeza entre ellos y respiro.

“Solo aquí, solo en mi enorme y noble corazón lograre sanar y salir mas fuerte al mundo.”- se dijo mientras hacia por no olvidarse de respirar.

Hoy había vuelto a conseguirlo, hoy también se acostaría habiendo arrancado una sonrisa, aunque esta vez fuese la suya propia.




3 comentarios:

  1. Porque el Diablo también tiene su corazoncito...
    Tus temores eran infundados. Tu prosa arrastra como un huracán y emociona profundamente.
    Gracias por mostrar una parte de tu alma.

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  2. Gracias por robarme una sonrisa
    Por hacer unos días más sencillos
    Por soportar como ladro. Andrea

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