miércoles, 24 de octubre de 2012

Mañana de pesca.

Las aguas del lago estaban calmadas, tanto como su mente, mientras practicaba su deporte favorito, la pesca.
Acababa de amanecer, y el reflejo del sol en el espejo que eran aquellas calmadas aguas, le hacían sentirse feliz, como ninguna otra cosa. Solo el leve ondular del sedal perturbaba aquella calma.
Aun no había picado ningún pez, pero eso era lo de menos, el se encontraba allí para estar en paz consigo mismo.
Noto un tirón en la caña, y se apresuro a recoger sedal.
Parecía una pieza grande, ya que le costaba mantener ventaja en la lucha.
Los minutos pasaban y no conseguía sacarla a flote.
Estaba convencido de que aquel seria el mayor trofeo de su vida, y con ese convencimiento perseveraba cada vez mas en la batalla.
De repente, sintió que dejaban de tirar, y que el carrete corría con demasiada facilidad. "Lo he perdido"-Pensó.
No quedaba otra que volver a poner cebo y comenzar de nuevo.
Cuando tenia practicamente todo el sedal recogido, el pez volvió a tirar, y lo hizo con tanta fuerza que el pescador salio de la barca despedido y se sumergió en el agua.
La caña se le escapo de las manos y la observo alejarse a gran velocidad sobre por el lago.
Subió como pudo a la barca, se tumbo sobre la misma y mientras contemplaba el cielo azulado pensó:" El pescador pescado. Bonito final para una mañana de pesca".



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