Casi un año después de su primera reflexión pasada a papel,
se plantaba de nuevo delante del ordenador con la intención de escribir su
historia número cien.
Su vida no había cambiado demasiado, quitando el hecho de
que había perdido su trabajo, lo demás más o menos seguía igual. Las mismas
penas, mismos problemas, su inseparable perro que siempre le rondaba al
escribir, y el estridente canto de sus agapornis mezclado con alguna canción de
fondo en la cual se volcaba para inspirarse. Curiosamente, la imagen de aquella
musa de sus primeras historias había regresado a su cabeza, aquel ser
inexistente, pero que ocupara sus pensamientos en tantas mañanas de escritura.
Ahora tenía el bagaje de algún viaje mas, de alguna experiencia deportiva que
le había hecho feliz, y algún desencanto por parte de amigos, que resultaron
serlo menos de lo que él pensaba, pero la vida seguía sonriendo.
Tomo un sorbo de su café, encendió un cigarro y comenzó a
aporrearlas teclas de su nuevo teclado inalámbrico.
Los dragones acudieron a su cabeza, hadas, elfos, asesinos,
princesas y demás seres que ocupaban su retorcida imaginación. Una historia de
amor y una de desamor. Un numero, el 36 creo que era, una isla, piratas. Todo
lo que siempre había estado escondido dentro de su mente volvió a la vida. Se sentía
nuevamente escritor, volvía a verse capacitado para contar sus sueños y
anhelos. Se sintió nuevamente escritor, y como tal escribió: “Siempre recordare la primera vez que te vi, no podía parar de
moverme, no dejaba de hacer gestos de alegría para llamar tu atención y por lo
acontecido después tengo claro que lo conseguí.”
Todo empezaba como la primera vez…
RELATO 100 y ¿no te puse nada?... vaya!!
ResponderEliminarPuede que los primeros 100 sean más fáciles, y que cueste encontrar nuevos temas... pero todo depende de que te lo propongas... así que ¡a meter un poco más de marcha camino del 200!, jejeje
Un beso