Ella sabia que era una chica especial, era de esas personas que tenían la virtud de sonreír también con los ojos, y contagiar su alegría a todo el que la veía.
Se sabia bonita, su cuerpo aunque menudo, tenia las curvas femeninas perfectamente dibujadas, su melena leonina nunca pasaba desapercibida y toda ella transmitía sensualidad aun sin quererlo.
Además de eso, era una mujer muy inteligente, con estudios, con experiencia, con vida.
Siendo feliz, notaba que le faltaba algo, un cómplice, un amigo, un amante, el amor. Se había propuesto encontrarlo.
En su camino se habían cruzado hombres de todo tipo, mas altos, mas bajos, mas fuertes, mas delgados, pero todos muy guapos, eso no había cambiado, ella no se merecía menos, pero nada, ninguno había conseguido ser el apoyo que ella quería, por lo que persistía en su búsqueda, aunque cada vez con menos ilusión.
Mientras pensaba que no buscaba tanto, solo necesitaba a alguien cariñoso, inteligente, divertido, positivo, pasional, alguien que tuviera su propia vida y que deseara compartir con ella un pedacito. Quizás alguien que la admirara, que la apoyase y que la entendiera en sus días no tan soleados.
Sus experiencia estaban haciendo que cada vez dejara menos que los hombres se acercaran, ya prácticamente dedicaba el tiempo libre a planificar su semana de vacaciones en Peñíscola mientras soñaba con tener la oportunidad de que las próximas fuesen en Bali en vez de donde siempre.
Bueno, llegaban las vacaciones y tocaba cerrar la aplicación de citas en la que de vez en cuando se perdía en busca de lo que parecía imposible, pero un perfil despertó su curiosidad, así que contesto al saludo del desconocido con un mensaje de si pero no:” Hola!!! Estoy un poco ausente de aquí… Un poco cansada de esta jungla. Un placer saludarte.”
Este mensaje llevo a otro y ese otro a interminables charlas durante casi una semana, de la aplicación a whatsapp y de las letras a las voces, incluso le mando varias fotos, sus tatuajes, una en la que su mirada, como diría un andaluz, quitaba el sentido y una en la que jugaba feliz con las olas.
Fue esta ultima la que hizo que en ella cambiara todo. El elogio cada foto y agradeció el detalle, pero también transmitió sus miedos. Ella era increíble, divertida, inteligente y físicamente una diosa y el no era mas que un tío corriente, tirando a feo y con un físico lejos de los hombres que a ella le gustaban.
El comentario dejo la magia de aquello en pausa. Ella nunca se había planteado como seria el pero, ¿feo?, ¿En serio?, ni que fuera ella de los servicios sociales.
Mientras pensaba todo esto, su dedo volvió a pasar perfiles en la aplicación y esta vez no leería lo que ponían, simplemente buscaría alguien como ella, alguien con un cuerpo y una sonrisa esculpido por y para los dioses, que las letras o las palabras son bonitas, pero donde este el sentir el torso definido de un adonis griego, la seducción de la sonrisa de Eros, los brazos de Hércules y sentirse contemplada por un hombre con rasgos apolíneos….
Siguió jugando
hasta que su teléfono le monstruo un nuevo mensaje: "Buenas
noches
preciosa!.”
Sin demasiadas ganas, pero por rutina contesto: “Hola!!! Estoy un poco ausente de aquí… Un poco cansada de esta jungla. Un placer saludarte.”