lunes, 22 de febrero de 2016

La chica del sombrero

Aunque no hacia frio, él vestía su largo abrigo de ese color que nunca supo como se llamaba, entre marrón y beige, que le cubría desde el cuello hasta mas abajo de la rodilla. faltaban pocos minutos para las 8 de la mañana, y como esperaba, al fondo apareció la chica del sombrero. Puntual a su cita como cada día.
La observo desde la distancia. Ella era hermosa, quizás la mujer mas atractiva que el jamás conociera. Bajo el rojo sombrero aparecía una melena castaña bien cuidada, unas facciones de muñeca que en una ocasión había visto mutar a gesto infernal tras el desplante de un cliente, unos labios sensuales y una pronunciada barbilla.
Cuando sonreía era como si el mundo se parase a contemplarla, pero cierto es que rara vez la había visto hacerlo.
Como cada mañana, caminaba con aire distraído, mirado al suelo y pensando en sus cosas, que aun sin saber que serian, no parecían tenerla muy feliz.
Él recordó el día en que por despiste tropezó con ella, y lo cálido de su voz al disculparse. Desde la primera vez que la vio no podía dejar de pensar en ella, en como seria tomarse un café, acudir a una representación de Turandot, o pasear por una desierta playa caribeña sin nada mejor que hacer que charlar y conocerse. Pero el ya sabia que todo aquello no pasaría, y no porque el no lo deseara, sino porque había descubierto que tenia pareja. Un tipo del que mejor no decir nada, pero que parecía de esos que abrían los muebles sin usar los tiradores, dejando sus dedazos marcados por todas partes. Cuando él lo vio, lo primero que pensó fue:" Algunos tienen mucha mas suerte de la que merecen y son tan ciegos que nunca se darán cuenta."
Y por otro lado, como su madre le había dicho desde pequeño :" hijo, siempre ha habido gente con clase y clases de gente"- Y estaba claro que ella, con esos zapatos de Blahnik , su sombrero de Gucci y esa elegancia al caminar, era alguien con mucha clase, y él, bueno, el era como era.
Cruzo la calle de forma apresurada mientras ella abría la puerta del banco donde era directora, y cuando ella se disponía a cerrarla, empujó la puerta haciendo que la chica del sombrero tropezara y casi perdiera el equilibrio.
Saco del abrigo una pistola semiautomática y con voz muy tranquila y amable se dirigió a ella diciendo :"Buenos días Sra.Directora. No tengo ninguna intención de hacerla daño ni de hacerla perder mas tiempo del necesario. Le ruego deposite todo el dinero que sea posible en esta bolsa." -Alargo la mano ofreciéndole una bolsa de plástico del supermercado de la esquina y continuo hablando: "Lamento que su día empiece de esta forma tan terrible, pero todos tenemos que sacar para comer de donde sea."
Ella se puso nerviosa, aunque siempre había creído que podría con un atraco, el hecho de verse sola en la sucursal la aterro mas de lo que esperaba. Se dirigió a la pequeña caja con la que contaba la oficina y tras introducir la clave, el contador de tiempo empezó a descender desde treinta minutos.
Él al verlo y sin alterar su tono de voz dijo en voz muy baja:" Mierda, ¿Seré estúpido? ¿Cómo no habré caído en el tiempo de retardo de la caja?"- Suspiro, guardo el arma en el bolsillo y se giro en dirección a la puerta. Pero un pensamiento en su cabeza le hizo detenerse y volverse de nuevo hacia la chica del sombrero. Se acerco a ella, la miro fijamente y le dijo:" Señorita, con su permiso hay dos cosas que si quiero robar, y que harán que este día acabe siendo bueno."
Estiro su brazo, y con cuidado arrebato el sombrero de la cabeza de ella. Tras esto y ante la perplejidad de ella, se agacho y poso sus labios sobre aquellos labios que había admirado cada mañana mientras planeaba el golpe. Sintió como una ola de calor recorría su espalda, incluso le pareció sentir como ella no solo no se retiraba sino que le correspondía sutilmente, aunque esto ultimo seguro que era solo su imaginación.
Se separo de ella, se dirigió a la puerta y sin volver la vista atrás, se despidió diciendo:" Discúlpeme por las molestias señorita, le prometo que no volveré a importunarla. Y por el sombrero no se preocupe, le garantizo que en cuanto mi economía me lo permita le comprare uno igual y otro a modo de compensación. Que pase un feliz día princesa."
La puerta se cerro tras de él, y durante algunos minutos ella permaneció inmóvil, mirando hacia el infinito y pensando en quien la creería si contaba aquello. Levanto el teléfono para denunciar lo ocurrido a la policía y mientras marcaba pensaba en como explicaría que habían entrado en el banco y solo le habían robado un sombrero y un beso. Sonrió y pensó en que aquello sonaría ridículo, así que se decidió a colgar y seguir con su rutina habitual.
Tras finalizar su jornada de trabajo habitual sin salir del despacho, se dirigió al perchero a por su abrigo, y junto a el encontró su sombrero. Lo miro atónita, recorrió fugazmente toda la oficina con la vista en busca de aquel ladrón y al no verle respiro aliviada. se dispuso a ponerse su sombrero y al hacerlo, vio como asomaba una nota de su interior. Desdoblo el papel y contemplo lo que en el había escrito.
"Con el beso he tenido mas de lo que esperaba, así que le devuelvo su Gucci, me hubiera encantado conocerla en otras circunstancias y haber conocido su nombre, pero al no ser así siempre la recordare como la chica del sombrero."
"Ana" -dijo sin darse cuenta.-"Me llamo Ana"