Las estrellas brillaban en la noche mientras el trataba de liberarse de aquella roca que por un descuido había dejado que atrapara su pierna.
Hacia tiempo que escalaba y que conocía aquella ruta como la palma de su mano, y su pericia en aquel tipo de paredes era reconocida por todos, entonces, ¿Cómo había sido tan torpe de dejarse atrapar?
Las horas pasaban y su teléfono seguía sin cobertura, su única esperanza era que alguien le echara de menos, aunque era un tipo solitario y tenia acostumbrada a la gente a desaparecer durante días en la montaña sin dar señales de vida.
Todo quedaba en manos de su chica, quizás si no tenia demasiados planes, se decidiera a llamarle y al no obtener respuesta se preocuparía y daría la voz de alarma, aunque como bien había pensado, solo quizás...
Según avanzaba la noche el frío se volvía cada vez mas intenso, notando el mismo en casi cada uno de sus huesos, pues la pierna atrapada, hacia horas que había dejado de sentirla.
Al menos, suspiro, caería en la montaña como decía aquella canción guerrillera que le habían cantado mas de una vez.
Deslizo la mano por su curtida cara y noto sus lágrimas ahora convertidas en hielo.
Aun sabiendo que nadie le escucharía, volvió a gritar con todas sus fuerzas, espero un par de segundos y escucho como el eco le devolvía su desgarradora voz pidiendo auxilio.
Cerro los ojos un segundo, y casi se queda dormido. se abofeteo, para evitarlo.
Volvió a mirar su teléfono, seguía sin tener cobertura ni para hacer una llamada de emergencia.
Recostó la cabeza en la pared de roca y trato de recordar todas las frases positivas que alguna vez escuchó para infundirse animo.
Pasados dos días, poco después de amanecer, un par de montañeros le divisaron a lo lejos, y mientras se acercaban vieron su sonrisa, esa sonrisa que la congelación deja en el rostro de los que fallecen bajo su manto.
Se acercaron a la carrera, y al llegar a su lado, se sobresaltaron por el sonido del teléfono.
Contestaron al mismo, y sin poder decir nada escucharon una dulce voz que decía:" Buenos días amor, he estado un poco liada estos días y no te he podido llamar antes, ¿Cómo estas tu?"
Corre el rumor en la montaña de que la sonrisa del joven helado no era por el frío, sino por saber de antemano que le echarían de menos, pero tarde.