domingo, 17 de noviembre de 2013

Huida hacia delante


No podía dejar de pedalear.
Hacía rato que no giraba la cabeza, pero prácticamente los escuchaba detrás de ella, así que no debía desfallecer.
Tiro la bicicleta que tanto le gustaba montar, y salió corriendo como alma que lleva el diablo. Ahora si escuchaba nítidamente las zancadas de sus perseguidores, el suelo mojado hacia que le costara horrores mantener su ritmo, pero lo intentaría con todo su ser.
Mientras corría acudieron a su cabeza las escenas en las que se había sentido igual de excitada, su primer salto en paracaídas, su primera inmersión, la vez que corono aquella montaña para contemplar un esplendido amanecer, su primer día en el bosque encantado, su primera pista negra, su primer beso, y tantas y tantas aventuras vividas a lo largo de su corta vida. “La verdad es que era una triunfadora”, pensó mientras se apartaba el moreno y ahora húmedo flequillo de la cara. Eran pocas las personas que sabían de su verdadero yo interior, realmente nadie conocía a la niña temerosa y asustadiza que se escondía tras aquella fachada de fortaleza, bajo su compleja armadura que tanto le había costado forjar, y era feliz por ello.

Sus perseguidores estaban  cada vez más cerca, lo sabía, y aun así giro la cabeza para ver que solo les separaban unos diez metros de ella. Apretó los puños, fijo la vista al frente y trato de exprimir un poco más su cuerpo.
En ese preciso momento sintió un pinchazo en su gemelo, un dolor parecido al que se sentiría si te mordiera un perro. Esto la hizo frenar bruscamente, estando a punto de caer. Vio como las tres chicas que la perseguían, esprintaban para alcanzar la meta que tan cerca había tenido.
Conteniéndose las lagrimas, avanzo paso a paso en pos de aquella pancarta, luchando por terminar, aunque ya sin la emoción de la victoria. La pasaron varias corredoras mas.
Algunos minutos después, por fin, cruzaba la línea de llegada, y cojeando se dirigía a por su chaqueta. Caminaba mirando al suelo, hasta que recordó una frase que le encantaba y que siempre había tratado de cumplir. Busco su mejor sonrisa, y se dijo para si misma:” Levanta la cabeza princesa, sino se caerá la corona”.